No sé. Este sitio tampoco está tan mal, aunque todo es mejorable. Puede ser el cielo de algunos o la tumba de otros. Lo único que me jode es que Tim Burton está cobrando derechos de autor en algún lugar del mundo por lo que están poniendo en la televisión. Eduardo Manos Tijeras lo tenía bastante difícil para conocerse y reconocerse así mismo. Las chicas tienen un fino bigote dibujado con un rotulador negro y se te acercan con la excusa del rock. Y hace frío.
Te recomiendo el calor humano.
Sales de ahí caminando con la esperanza de no parar hasta llegar a la costa oeste de Estados Unidos, donde un tipo con un ligero sobrepeso etílico, unos pantalones cortos ajustados de color claro y una camisa desabrochada hasta la mitad esté sentado en una silla de mimbre con una botella de vino, con una distinta cada día, y simplemente con su voz pausada, su sonrisa irónica y su mirada triste te cuente todo sobre bares, putas, proxenetas negros, maquinas de discos de bares, tierras soleadas y lo fácil que es que consigan que nunca te llegue a interesar la política. Y que te diga que ahí es donde está la vida.
Todo esto sería más fácil y llevadero si cada uno de nosotros tuviéramos una voz en off continua. Una voz dulce, sin serlo demasiado para no confundirlo con el porno, amigable, calurosa y que cale usando muchos adjetivos y sinónimos mientras tú caminas por cualquier sitio y piensas como se dice vagina en italiano.
Pero eso no pasa. Lo que pasa no es más que tu solo andando por un vecindario muerto donde la policía ha tapiado con madera todas las ventanas de cada comercio. Donde hace aún más frío y si no miras atrás cada poco tiempo puede pasarte algo. Pero con todo esto es mejor ser un cobarde. Los cobardes son creativos y a menudo capaces de averiguar el futuro. Un tipo valiente es totalmente predecible, sin imaginación y a menudo, muerto.
Ambiciosos limitados por la pereza que usan la biblia para equilibrar la mesa y liarse canutos. Tipos que beben cualquier tipo de vino en una elegante copa mientras se lo montan sobre una alfombra. O esos amorales capaces de practicar el amor libre sin preocuparse donde está el cajero más cercano. Creo que todo lo demás, sobra.
Érase una vez un mundo lleno de canciones de amor espantosas.